¿Te preocupa el daño capilar? Nuestra guía te ayudará a saber cómo reconocer los signos del daño, qué debes evitar para dejar de dañar el cabello y descubrir nuestros consejos sobre cómo recuperar la salud de tu cabello.
Antes de arreglar algo, debes entender la raíz del problema (atención al juego de palabras). El cabello seco y el cabello dañado son dos problemas diferentes con soluciones distintas.
Que el cabello esté seco significa que tiene falta de los aceites naturales que lo lubrican. El cabello seco tiene una textura gruesa, es más o menos parecida a la paja, y a veces también puede estar encrespado.
El daño al cabello ocurre a nivel estructural, cuando las cutículas que cubren la fibra capilar se debilitan, exponiendo así el núcleo del cabello y haciendo que sea propenso a partirse. Por eso el cabello dañado se rompe fácilmente, tiene las puntas abiertas y carece de elasticidad.
Puedes comprobar si tienes el cabello seco o dañado arrancándote un pelo y estirándolo: si se estira un tercio y luego vuelve a la longitud original, tu cabello está sano. Si no se estira o se estira un poco, es probable que el cabello esté dañado. Si se estira pero no vuelve a la longitud anterior, lo más probable es que el cabello esté seco.
Exponer el cabello a altos niveles de calor cambia temporalmente su estructura, haciéndolo propenso a daños permanentes con el tiempo. El uso regular de secadores, alisadores o rizadores sin ningún producto de protección térmica debilita el cabello, dejándolo apagado y propenso a romperse.
El exceso de coloración, aclaramiento o permanentes en el cabello puede dañarlo, especialmente cuando no se hace profesionalmente. Si esto se hace con demasiada frecuencia o incorrectamente, el cabello se debilitará y el color no durará tanto tiempo.
El cabello es más frágil cuando se moja, por lo que cuando te peinas y cepillas después de lavarlo, el cabello se estira. Cuanto más te peinas, más se desgasta la capa exterior del pelo o las cutículas capilares. Para el cabello sensibilizado, es importante utilizar productos que faciliten el desenredo y te permitan tratar tu cabello de forma más delicada.
Reduce la temperatura de tus herramientas de calor o úsalas lo menos posible. Deja que tu cabello se seque al aire de vez en cuando. Utiliza productos de protección térmica cuando tengas que usar herramientas de peinado.
El cabello es más frágil cuando está mojado, y peinar el cabello húmedo debilita las cutículas capilares. Utiliza siempre acondicionador o mascarilla después del champú. Asimismo, el uso de un tónico capilar ayudará a hidratar el cabello después de lavártelo. El uso de productos desenredantes como el Detangling Spray de weDo o la crema Moisturising Day Shift protegerá el cabello después del lavado, dejándolo suave.
Las mascarillas formuladas con una mayor concentración de ingredientes de tratamiento acondicionarán e hidratarán el cabello porque penetran la fibra capilar más profundamente que un acondicionador. Nuestra propia mascarilla Moisture & Shine contiene manteca de murumuru nutritiva que acondiciona intensamente el cabello dañado. Consejo: Aplica la mascarilla sobre el cabello cuando esté húmedo, y no cuando esté mojado y goteando, para sacarle el máximo partido. Sécate el cabello delicadamente con una toalla después de aclararte el champú, solo entonces puedes echarte la mascarilla.
Los productos nocturnos para el cabello dañado son una forma estupenda y de bajo mantenimiento para tratar el daño. Simplemente aplica el producto por la noche, vete a la cama y deja que haga su magia mientras duermes. Nuestra crema Nourishing Night Shift con manteca de copoazú es ideal para eso.
Una vez que tus puntas estén abiertas, no puedes hacer nada para volver a "pegarlas”. Puedes ocultarlas temporalmente para protegerlas de más daños con un bálsamo, pero tarde o temprano deberán vérselas con las tijeras. Sigue cortándote el cabello con frecuencia y comenzará a verse más saludable con el tiempo.
La sobreexposición al sol también puede dañar el cabello, particularmente debido a los rayos UV, dejándolo seco y propenso a quebrarse. Aplica un producto capilar formulado con protección solar antes de pasar un día al sol y mantén el cabello acondicionado con productos de limpieza.
Así como nos ocupamos de nuestra piel y evitamos que se deshidrate mediante la aplicación de humectantes, deberíamos hacer lo mismo con nuestro cabello. Un cabello seco grueso o rizado necesita un régimen hidratante intensivo con fórmulas ricas en ácidos grasos, aceites o mantecas. Si tu cabello es grueso, prueba nuestro aceite Natural Oil para cuidar y suavizarlo
Cuando toca ocuparse del cabello dañado, el champú que usamos importa.El uso de un champú natural sin sulfatos diseñado con ingredientes de origen natural limpiará suavemente el cuero cabelludo y el cabello.
Descubre nuestra gama de productos sin sulfatos ni siliconas formulados para hidratar y mejorar el brillo del cabello natural o dañado.